En todo el mundo, las voces de los animales se oyen según la región o país del animal en cuestión. Para un niño de Japón, el zumbido de una abeja suena como bonbon, mientras que para una niña de Sudáfrica sonará como zoem-zoem. En Holanda, el ulular de un búho se oye como oehoe, mientras que en otro país, por ejemplo Tailandia, será interpretado como hook hook. El ladrido de un perro o el maullido de un gato en Canadá puede entenderse como un sonido o palabra totalmente diferente en Turquía o China. Las diferencias entre las distintas onomatopeyas –el nombre con el que se conocen formalmente las voces de los animales en los distintos idiomas- suelen brindar más de una sorpresa; y para demostrarlo, este es un buen ejemplo de un grupo de hablantes nativos y sus “voces de animales”.

En Indonesia, el ladrido de un perro suena como guk guk ; en catalán se convierte en bup bup, mientras que en Albania, al ladrar hace ham ham. A su vez, un perro japonés ladra wanwan, en tanto que su equivalente en Inglaterra hace bow-wow o woof.

Los cerdos también emiten voces diferentes dependiendo en qué país del mundo se encuentre uno. Un cerdo chino mandarín hace hu-lu hu-lu, mientras que más hacia el norte, en Finlandia, suena como roh roh. Justo al lado, en Suecia, el cerdo hace nöff nöff, mientras que en el País de Gales se convierte en soch soch. En los países anglófonos, el cerdo hace oink oink.

El piar de los pájaros también varía en todo el mundo. En inglés, un pájaro pequeño gorjea (chirp), mientras que uno mediano trina (tweet). Un ave más grande, sin embargo, grazna (squawk). En español, un pájaro hace pío pío, mientras que en Corea suena como jek jek. ¿Y en francés? Pit pit.

Aunque los animales suenan igual en todo el mundo, éste no es el caso de nosotros, los humanos, con nuestros numerosos idiomas. Lo que pasa es que las diferentes sociedades humanas tienen diferentes maneras de describir sonidos similares. Ello se explica en parte por los sonidos fonéticos utilizados en determinado idioma. Otro motivo lo hallamos en la elección al azar, según cómo un sonido fue percibido e interpretado por primera vez, para luego evolucionar a lo largo de miles de años.

La lengua inglesa presenta onomatopeyas particularmente diversas. ¿Sabía usted que es el único idioma que otorga distintas voces a los pájaros según su tamaño?.

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