La escena se aprecia perfectamente. Una figura humana, seguramente una mujer, subiendo por un tronco de un árbol o por una pared rocosa ayudada por cuerdas para acceder a un panal de abejas. El objetivo, recolectar miel. Los insectos, molestos, revolotean alrededor del intruso. Esta pintura rupestre muestra cómo nuestros ancestros prehistóricos recolectaban miel hace entre 8.000 y 5.000 años. La imagen está en las Cuevas de la Araña cerca del río Escalona en Bicorp, en Valencia. Es única. No hay otra pintura rupestre representando la recolección de miel con tanto detalle y tan bien conservada.
Descubrió las cuevas en 1920 Jaime Poch y Garí, profesor de escuela y corresponsal de la recién fundada Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, durante una exploración por la zona. Ese mismo año Eduardo Hernández Pacheco, fundador de la comisión e impulsor de la paleontología en España estudió a fondo las pinturas. Se puede leer aquí el completísimo estudio que publicó en 1924. La precisa y deliciosa prosa de entonces hace de este estudio una joya literaria:
“Actualmente, en los días de invierno, cuando las abejas están adormecidas con el frío y no pican, acostumbran los campesinos de las cercanías a coger los panales valiéndose de escalas y cuerdas. Esta operación, que realizarían también los hombres de las épocas prehistóricas, es la que está representada en las cuevas de la Araña”.
En la Aqui se puede leer toda la reflexión de este gran arqueólogo español.
Las Cuevas de la Araña son Patrimonio de la Humanidad desde 1998. Si queréis verlas podéis. Podréis admirar a esta mujer cogiendo miel y otras 150 figuras dibujadas en las cuevas valencianas.