Las abejas recogen polen y néctar para alimentar a toda la colonia y mientras lo hacen polinizan las plantas. El néctar almacenado dentro de sus estómagos es pasado de una obrera a otra hasta que el agua que contiene el néctar disminuye. En este punto, el néctar llega a ser miel, la cual es almacenada por las obreras dentro de las celdillas de los panales de cera.
Aunque la dieta principal de las abejas de la miel está compuesta de miel y polen, ellas también recogen otros líquidos y jugos que exudan los vegetales y las frutas. Si encuentran insectos que segregan melaza, las abejas de la miel recogen esos líquidos y los almacenan como miel. No obstante, cuando no hay polen, néctar o melaza disponible, las abejas de la miel también pueden recoger y almacenar las esporas de las plantas y el polvo que proviene de otros alimentos animales, enteros o parcialmente molidos.
Las abejas de la miel necesitan variedad en los alimentos, tal como vitaminas, minerales, lípidos, proteínas y carbohidratos. Ellas necesitan de estos nutrientes para cuidar a sus crías, para su desarrollo y para la supervivencia global de la colonia.
Las reinas, los zánganos, las obreras y las larvas requieren complejo B y vitamina C para su crecimiento y desarrollo. Las obreras adquieren las proteínas del polen de las plantas, el cual llevan de regreso a su colonia. Los zánganos obtienen sus proteínas de la secreción de las obreras jóvenes, combinada con miel o polen. Las reinas y las larvas de las abejas obtienen sus proteínas de la jalea real, que es secretada por las obreras jóvenes.
En cuanto las abejas de la miel maduran, su necesidad de proteínas disminuye y, por ende, depende de los carbohidratos y el azúcar, o de lípidos, para la mayor parte de su dieta. La miel y el néctar recogido por las abejas contiene azúcar y carbohidratos, que les proveen energía. Esta energía es convertida en grasa y almacenada para que durante el tiempo frío puedan alimentarse.
Las abejas de la miel obtienen vitaminas necesarias de la jalea real, el polen y varios microorganismos que se encuentran dentro de su colmena. Si las obreras recogen y almacenan grandes cantidades de polen, la colonia no tiene necesidad de buscar fuentes alternativas de proteínas.