Este gráfico muestra los sabores y matices que puede tener la miel. En total 96, determinados por un panel de catadores especializados, apicultores y entusiastas coordinados por científicos de la Universidad California Davis. Todas parecen deliciosas excepto las que tienen sabor animal.

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Las abejas hacen miel a partir del néctar de las flores, que es la sustancia dulce y aromática que utilizan las plantas para atraer a los polinizadores. El néctar es casi en su totalidad una mezcla de azúcares (fructosa, sacarosa y glucosa).

Para madurar el néctar y crear miel las abejas usan enzimas que tienen en el saco melífero, órgano donde almacenan el dulce elemento. Estas transforman la sacarosa en fructosa y glucosa. También oxidan parte de la glucosa y la convierten en ácido glucónico y peróxidos. Estos ácidos protegen a la miel de la presencia de microorganismos. Para completar la elaboración, las abejas remueven constantemente el néctar para evaporar el agua que contiene, hasta que el contenido de humedad alcanza un exiguo 20%. Así concentrada y limpia, la almacenan en la colmena.