Las abejas obreras de colmena viven trabajando en distintas funciones, según su edad y tipo; las nodrizas cuidan las larvas y las ninfas; las damas de honor se ocupan de la reina y no la pierden de vista; las evaporadoras baten sus alas para refrescar la colmena y evaporan el agua excesiva que pueda contener la miel; las arquitectas, albañiles, cereras y escultoras se encargan, en cadena, de construir el panal o de agrandarlo; las recolectoras recogen el néctar que se destinará a la producción de miel, el polen que será destinado a alimentar a las larvas y ninfas, el propóleo para consolidar el edificio, y el agua y la sal necesarias para la juventud de la colmena; las químicas que con su dardo impregnan con ácido fórmico la miel, conservándola más tiempo; las selladoras que cierran los alvéolos ya maduros; las barrenderas que limpian el panal de suciedad (sobretodo de la de los zánganos), las necróforas sacan los cadáveres de los intrusos muertos; las amazonas velan día y noche por la seguridad del umbral de la colmena, interrogan y reconocen, espantan vagabundos, rondadores y saqueadores, expulsan a los intrusos, atacan en masa si es necesario, y atrincheran la entrada. Las abejas demuestran una hermandad muy fuerte dentro del panal, pero fuera de él son indiferentes entre sí; puede haber una abeja en peligro frente a otra hermana sana que la última se comportará totalmente indiferente.
Pero la distribución del trabajo no es tan estricta como parece a primera vista; un estudio más detallado demuestra que el trabajo es planificado de manera asombrosa por las abejas, cuantificando de alguna manera los recursos melíferos de la zona y distribuyendo los contingentes según la abundancia de miel y de polen en los alrededores, buscando siempre cosechar el mejor alimento en el menor tiempo posible. Se ha visto también a abejas que por la mañana trabajaban en la recolección de miel, trabajando por la tarde en la ventilación de las celdas (si es que las flores no son muy abundantes aquel día). O también a abejas que en los dos días anteriores habían estado recolectando néctar cambiarse a la recolección de polen, probablemente para descansar su lengua y su papo. Cuando las abejas recolectan polen, lo hacen recogiéndolo de una sola especie, para distribuir y almacenar debidamente el polen recogido, en el panal.