Para producir miel ecológica, se utilizan prácticas agrícolas que promueven la salud de las abejas y el medio ambiente en general.

  1. Ubicación de la colmena: Las colmenas se ubican en zonas alejadas de fuentes de contaminación, como carreteras con tráfico intenso, vertederos, industrias o campos de cultivo tratados con pesticidas.

 

  1. Alimentación: Las abejas se alimentan de néctar y polen recolectados de plantas que no han sido tratadas con pesticidas ni otros productos químicos. Además, en invierno pueden recibir un suplemento alimenticio de miel ecológica y polen para asegurar que estén saludables.
  2. Manejo de la colmena: En la apicultura ecológica se utiliza un manejo menos invasivo de las colmenas. Se evita el uso de tratamientos químicos como pesticidas o antibióticos para prevenir o tratar enfermedades. Se realiza un control regular de las colmenas para detectar y prevenir problemas de salud de las abejas.

  1. Extracción de la miel: La extracción de la miel se realiza con cuidado para no dañar las colmenas ni perjudicar a las abejas. En la producción ecológica se evita el uso de maquinaria que pueda dañar las colmenas y se extrae la cantidad mínima de miel necesaria.
  2. Certificación: Finalmente, para que la miel se considere ecológica, debe ser certificada por una entidad acreditada. Esta entidad se encarga de verificar que se han cumplido todos los requisitos necesarios para producir miel ecológica y asegurar que el producto final cumpla con los estándares establecidos para la producción ecológica.

En resumen, la producción de miel ecológica implica la adopción de prácticas agrícolas sostenibles y minimizar el impacto ambiental y en la salud de las abejas. La certificación es necesaria para garantizar la calidad y la autenticidad del producto final.

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